Desde los nueve a los once años fui a clases de música. En ese momento no había ninguna banda que me gustara y me parecía más divertido desarmar aparatos electrónicos que sentarme frente a un teclado. Así que nunca practicaba y el último año aprendí Jingle Bells en marzo para tocarla en diciembre durante la fiesta de fin de año. Esa fue la última vez que toque un instrumento.
Hace un año comencé a distraerme mirando órganos eléctricos cada vez que pasaba frente a una casa de música. Poco convencido compré un teclado usado y el libro Keyboard Starter 1. Los primeros seis capítulos fueron difíciles y aburridos. Sin embargo, pronto llegaron canciones que me gustaban y momentos de alegría: cuando después de practicar la melodía con la mano derecha por varias horas, podía agregar la mano derecha y la música tomaba forma y sonaba bien.
Aprender a tocar un instrumento es un desafío a la perseverancia -210 horas me llevó aprender cada canción del libro- pero en el camino descubrí todo el esfuerzo que se esconde detrás de un tema que se va en tres minutos. Además cuando voy a un concierto, observo cada músico, veo todos los instrumentos que toca y trato de distinguirlos en la música. Otro de mis descubrimientos fue la importancia del bajo: Era un instrumento insignificante para mí hasta que reconocí que forma la base de los ritmos junto con la batería. Por último, sé ahora que existe el productor musical cuya influencia en el tema final es tan importante como la participación de los músicos mismos.
Aquí están las canciones que aprendí durante este año:
Cancan Jacques Offenbach
Jolly Good Fellow Traditional
Barcarole Jacques Offenbach
La-le-lu Heino Gaze
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Comentarios
Buen ritmo Tito y con las dos manos!!
Todo un tecladistaaaa
Te quiero mucho hijito,y tengo ganas de verteeee
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